En estos últimos años, estamos viendo como proliferan por todas las ciudades y pueblos las lavanderías de autoservicio. Si usted es uno de tantos que ha tenido la genial idea de montar una de estas, seguro que le han asegurado que se va a hacer de oro, vamos el negocio del siglo. Que en un año y medio o dos, recupera su inversión y luego, a vivir que son dos días. Ya pasó algo parecido con las tintorerías rápidas y las
franquicias, también iban a ser un pelotazo. ¿Ven ahora alguna por su ciudad? Han ido cerrando una tras otra, muchas arruinadas y otras viendo como sus ahorros han pasado a mejor vida.
Aquí en España, no hay costumbre de usar este tipo de servicios, al contrario de lo que ocurre en otros países somos muy cuidadosos a la hora de la colada, nos gusta separar las prendas por colores, las prendas delicadas por un lado, las normales por otro, etc. No somos de llevar todo el petate mezclado y meterlo en una lavadora enorme. Si bien es cierto, que si hay lugares donde este tipo de servicios tienen demanda, como en una zona cercana a un cuartel militar, en las zonas universitarias, en zonas donde haya un transito de temporeros, etc. En definitiva, lugares donde las personas no dispongan de lavadora. Las que están situadas en estas zonas, si suelen tener una afluencia más o menos continua de clientes, pero el resto están la mayor parte del tiempo vacías. Además, aconsejan que las monten en las cercanías de las tintorerías tradicionales con la intención de captar al cliente que usa estos servicios. Hay tintorerías que se han visto rodeadas por dos, tres e incluso cuatro lavanderías de autoservicio. Estas ofrecen unos precios mucho más baratos que las tintorerías, sin caer en la cuenta que son dos servicios totalmente distintos .En las lavanderías de autoservicio, el cliente, por ejemplo, lleva a lavar un edredón.
Este tiene que escoger entre unos programas de lavado estándar, meterlo en la lavadora, esperar una media hora a que acabe y luego hacer lo mismo para el secado. Si la prenda no sale conforme el esperaba o bien repite todo el proceso o se lo lleva tal como ha salido para plancharlo luego en casa. O sea, que si todo va bien, en una hora todo listo, pero si tiene que volver a repetir, va a emplear dos horas de su tiempo en lavar una prenda.
Mientras que en una lavandería tradicional el tiempo que emplee es el que gaste en llevar y recoger la prenda. El profesional será el encargado de aplicarle el procedimiento mas adecuado para el lavado de su prenda. Dependiendo del tipo de tejido, manchas, color y del tipo de relleno que lleve su edredón, etc, para que usted retire su prenda planchada, doblada y en perfecto estado.
Como ve dos procesos totalmente distintos no pueden tener el mismo precio. Son tantas las que se están montando que entre ellas han empezado con la guerra de precios, ofreciendo servicios por debajo del coste. Quién realmente está explotando a la gallina de los huevos de oro, son las fabricantes y las empresas instaladoras que están sembrando de máquinas todo el país. Y finalizo con una pregunta: Oportunidad de negocio ¿para quién?. El tiempo nos lo dirà.
Juan Márquez
Tintorería Mónica